A pesar de que el COVID-19 se fue propagando por todo el mundo a partir de su descubrimiento y que los países afectados fueron tomando medidas (tales como campañas de prevención, aislamiento social, inversión en el sistema de salud, cierre de fronteras, entre otras), destinando recursos de todo tipo y enfrentando la crisis que el virus ha provocado, el Gobierno de Nicaragua hizo caso omiso.
El gobierno se dedicó a promover el turismo, realizó actividades masivas con participación de sus simpatizantes, minimizó el impacto del Coronavirus a través de medios de comunicación oficialistas y trabajadores del Estado, se negó a cerrar fronteras o decretar alertas hacia la población. Recién, el 18 de marzo de 2020, la vicepresidenta de la república anunció el primer caso confirmado de COVID-19 en Nicaragua; dos días después, el 20 de marzo de 2020, se confirmó un segundo caso positivo, una persona que falleció el 26 de marzo de 2020; otros dos casos fueron anunciados el 27 de marzo de 2020; y un quinto caso que fue confirmado el 31 de marzo, al mismo tiempo que el Ministerio de Salud (MINSA) anunció que el primer caso había sido dado de alta completamente recuperado.